lunes, 16 de noviembre de 2009

PELIGROS DEL ADOLESCENTE



El grupo de amigos.
El colegio.
Drogas y alcohol.
El grupo de amigos.
Los amigos son la tabla de salvación que ayudan al joven a independizarse de los padres.
Los jóvenes que forman una pandilla se sienten especiales, diferentes y tienden a presumir de sus rasgos distintivos: forma de vestir, hablar, jugar...
El adolescente con dotes de líder es alguien capaz de hacerse querer, respetar e imitar por los demás. La pandilla de las chicas se articula en torno a un único aspecto: tener fama.
Todo lo que hacen y a lo que aspiran es a ser guays. Todas las chicas buscan el reconocimiento de las demás para mitigar la continua amenaza de no caer bien. La pandilla femenina se desintegra por ensalmo en el instante en que sus componentes empiezan a salir con chicos, ya que desde ese momento se adaptan al ritmo que ellos imponen y toda su atención se centra en tener éxito con ellos, aunque para ello tengan que traicionar a su mejor amiga haciendo lo posible por ligar con el que le gusta a la otra.
El colegio.
Para muchos padres las notas son la profecía que anuncia el éxito o el fracaso que los hijos tendrán en el futuro, de ahí que el rendimiento escolar sea objeto de constante preocupación.
La influencia de los padres en el logro académico de sus hijos es importante, puesto que si los padres no presionan a los hijos, estos pasan de todo y como consecuencia los profesores pasarán de ellos. Y en la escuela el mimo del profesorado es fundamental.
Las calificaciones escolares señalan la capacidad del alumno para acabar su trabajo a tiempo, memorizar la información que el colegio considera fundamental, escribir de forma correcta, comprender lo que lee y portarse bien, pero no indican el nivel de inteligencia que éste posee.
Drogas y alcohol.
El alcohol y las drogas se utilizan para modificar el estado de ánimo. Entre todas las trampas en las que puede caer un adolescente, el uso y abuso de drogas y de alcohol resulta una de las que más preocupan a los padres.
La negación es común en todos los alcohólicos y toxicómanos sin distinción de edad o capacidad intelectual.
Un gran porcentaje de jóvenes no consume drogas ni bebe alcohol. Suelen
tener metas elevadas en el terreno académico y deportivo, y presentan un alto rendimiento en estos campos. No se sienten marginados cuando dicen “NO” al consumo de estas sustancias y alardean de ello.
La mayoría de los jóvenes se inician en el consumo de drogas cuando ya llevan algún tiempo haciéndolo con el alcohol. La ingestión en grupo, de litronas y otros “pelotazos” actúa como desinhibidor del miedo ante los efectos negativos del consumo de drogas.
Muchos padres tardan en actuar con respecto al consumo de bebidas alcohólicas, porque parten de la visión equivocada de que siempre se ha bebido y en ocasiones recuerdan con nostalgia “aquella borrachera en la que nos divertimos tanto”.
Cuando un adolescente se acostumbra a beber, pierde el miedo a los efectos negativos de la droga y le resulta más fácil empezar a consumirla.
Los grupos de hoy en día no se conforman con la nicotina y continúan consumiendo alcohol y / o drogas.

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